Lo expresó Fernando Calgaro, que trabaja en el sector de mantenimiento en Aerolíneas Argentinas hace 25 años y fue uno de los integrantes de la tripulación que realizó el último viaje a Rusia a buscar las dosis de Sputnik V en la continuidad del Plan de Vacunación que se desarrolla en el país, en una nota realizada por Noelia Luques y Alejandro Bertochi de Productora Mediterránea.
“A los 20 días que entré a trabajar en Aerolíneas Argentinas conocí este lugar en Piedras Blancas, ya hace 25 años que vengo acá y cada vez que puedo venimos a pescar con este grupo de amigos”, expresó Calderaro, que señaló que “todo el pueblo me hace sentir muy cómodo cada vez que vengo, aquí he hecho amigos de la vida con quienes comparto siempre que puedo”.
La presencia de Calgaro en Piedras Blancas se destaca por su vital participación en un hecho tan significativo como el transporte de las vacunas contra el Covid-19 y por su sensibilidad ante la localidad que elige, junto a sus amigos, para visitar “cada vez que se puede” y que definió con una frase emotiva: “Estoy enamorado de Piedras Blancas”.
En cuanto a su labor profesional, el tripulante contó a la periodista Noelia Luque los pormenores de la excursión a tierra moscovita. “Son 16 horas de vuelo para ir, ya que el avión va más rápido con poco peso. Después esperamos 4 horas para que lo carguen y luego otras 2 horas más, porque traíamos 20 mil dosis para Bolivia”, resaltó, y agregó: “La vuelta son 18 horas de vuelo sin poder ni siquiera entrar a Moscú, ya que nos quedamos en el aeropuerto donde hacemos el mantenimiento, por lo que en total son casi 40 horas de vuelo”.
En su carrera dentro de la empresa de bandera nacional, Calgaro recordó la participación en muchos vuelos, pero éste tenía un significado especial. “Era algo especial para mí por tener padres mayores y por tener la esperanza de que sean vacunados lo antes posible”, exclamó, tras la realización del viaje que estuvo compuesto con dos tripulaciones completas, donde participaron 17 personas entre los que se encontraban dos azafatas, cuatro mecánicos y el personal de operaciones.
“En mi carrera me marcó, me hizo conocer gente que suelo tratar todos los días pero de otra manera, ya que el convivir 40 horas de vuelo con ellos me hizo conocerlos un poco más”, explicó, luego de tocar la fría capital rusa, con 12 grados bajo cero, y volver.
“Seguramente volveré a viajar, ya que somos pocos los que hacemos este trabajo en la pista y nos vamos rotando, así que participaré en las próximas semanas en otro vuelo a Moscú, a China o a India, a donde nos mande el destino pero participaremos en eso”, concluyó el enamorado de Piedras Blancas.