ATE impulsa un referéndum tras el acuerdo entre Macri y UPCN, aseguró Hugo “Cachorro” Godoy, Secretario General de ATE nacional, en un acto realizado ayer frente al Ministerio de Hacienda en Plaza de Mayo. Fuertes cañonazos contra el gremio que dirige Andrés Rodríguez. Un pelea que divide a gran parte del sindicalismo estatal.
Las diferencias entre la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) y la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) son históricas, y se expresan en todos los niveles: municipal, provincial y nacional. Ambos gremios aseguran (desde el origen de los tiempos) tener más afiliados que el otro, y la línea política, metodológica e ideológica que los divide es claramente visible.
Donde hubo conflictos en el Estado desde el 10 de diciembre, día en el que comenzó el “sinceramiento”, “depuración”, o simplemente “ajuste” del gobierno de Cambiemos, ATE estuvo al frente de las protestas. Como contraparte, UPCN decidió emprender un camino dialoguista, a tono con su política histórica.
En el gremio que conduce Godoy aseguran que “UPCN entrega las luchas”, y en el que conduce Rodríguez, acusan a ATE de “no manejar los conflictos, ni darles una salida favorable a los trabajadores”. “Luchistas” versus “Arreglistas”, “Combativos” versus “Negociadores”, “Aventureros versus Burócratas”, podrían ser los dos polos que dividen (con una infinidad de gremios en el medio que tienen sus propios agrupamientos como Fegeppba), a los extremos del universo sindical en el Estado.
La ira de Cachorro Godoy, un dirigente relativamente moderado, parece dirigida a romper una suerte de convivencia fría que puede haber tocado su techo. En la Provincia la relación complaciente de UPCN con la gestión de María Eugenia Vidal contrasta brutalmente con la constante puja que sostiene ATE.
“Este acto de unidad en todas las ciudades capitales de la Argentina es la mejor respuesta que podemos darle los estatales a Mauricio Macri, cuando abre y clausura nuestras paritarias con un sindicato cómplice y alcahuete”, señaló Godoy, en referencia a UPCN.
En ese tono, agregó: “Los diarios de hoy dan cuenta de una realidad elocuente: mientras los estatales peleamos en la calle, UPCN convalida despidos, avala paritarias, traslados arbitrarios e intenta modificar escalafones con criterios regresivos que profundizan la precariedad laboral”.
“Nosotros somos claros: vamos a ir en búsqueda de los miles de trabajadores que no están en nuestro sindicato y vamos a proponerles un referéndum: si quieren la tercera reforma del Estado que impulsan Macri y Andrés Rodríguez (Secretario General de UPCN) o un Estado al servicio de las mayorías populares“, subrayó.
Además Godoy sostuvo: “No llegamos hasta acá por decisión de cuatro o cinco dirigentes, sino a través de plenarios realizados a lo largo y ancho del país. Precedidos por movilizaciones históricas de trabajadores que no aceptan el ajuste en las provincias ni en el Estado nacional”.
“La unidad no se declama, se construye en la calle, con libertad, autonomía y democracia sindical por eso vamos a construir esa necesidad nuestra de un paro nacional para frenar el ajuste”, concluyó Godoy.
Lo que divide por estos días a los dos gremios no es la coyuntura, sino más bien lo que los separó siempre. Mientras que Andrés Rodríguez conduce un gremio con formato de “orga”, siempre dispuesto a darle una mano amiga a las gestiones que se suceden en el estado (asistió con avidez al diálogo y a las mesas de café desde 1989, casi sin interrupciones), ATE tiene un perfil más ligado al sindicalismo “alternativista”, de corte más clasista, y menos identificado con el peronismo.
Basta un detalle como ejemplo: Hugo “Cachorro” Godoy militó en la tendencia revolucionaria del peronismo por los años 70, y estuvo preso durante toda la dictadura en la Unidad 9 de La Plata, como miles de presos políticos. Carlos Quintana, titular de UPCN en la Provincia, y uno de los más poderosos dirigentes del gremio a nivel nacional, ganó la Lotería de la Provincia en tiempos de gestión Eduardo Duhalde. Tuvo suerte, le vendieron el billete ganador. Mucha suerte.
Otro fenómeno, pero propio de esta etapa, es la masiva afiliación que recibe ATE de juntas internas que se autoconvocan en cada etapa de crisis. El proceso que suele darse es: autoconvocatorias por encima de las organizaciones sindicales, apoyo de ATE, y finalmente, cuando declina el conflicto, un saldo a favor del gremio que conduce Godoy en nuevos afiliados y comisiones internas más robustas.
Pero en estos últimos meses, al calor de la fuerte ola de despidos en el estado, muchos de los cesanteados y reincorporados por las asambleas silvestres que fueron multiplicándose, fueron a engrosar el padrón de UPCN, cuando la lógica sería que esos cesantes (mayoritariamente trabajadores con cierta formación política y adherentes al kirchnerismo) “premiaran” al gremio más combativo, es decir, ATE.
Pero como esto es Argentina, y el kirchnerismo constituye un fenómeno que no deja de asombrar, se gestó un “arreglo” que contradice (en apariencia) a toda lógica posible: los muchachos y muchachas que dirigen La Cámpora, Nuevo Encuentro y otras organizaciones del sólocristinismo hicieron un “acuerdo” con UPCN para que su tropa se ubicara bajo el paraguas de la orga más acuerdista, lo que dejó a ATE sin algunos de los afiliados por lo que peleó duramente. Hubo una lógica subyacente que es perfectamente coherente con la estrategia de cada sector: los más “progres” encauzaron a su militancia en el gremio menos susceptible de despertar simpatías y nuevos encuadramientos. Mejor que la tropa conviva con los feos, mejor no sea tentada con una nueva cruzada transformadora con eje en la clase trabajadora organizada a través de sus gremios. O sea, que los de ATE no nos lleven la tropa, calcularon los dirigentes del sólocristinismo.
Doloroso para los acólitos de Godoy, pero cruelmente real. Además, el paraguas de UPCN permite , por ser el interlocutor soñado por cualquier patrón, un resguardo individual más firme (por lo menos en la teoría), que daba más sombra en aquellos tórridos días estivales en los que las protestas, los llantos y la desazón llenaron las pantallas de televisión y achicaban la planta de personal de los organismos estatales.
“Se mejicanearon las bases que naturalmente eran para ATE”, creen algunos “verdes” que denostan aUPCN, el gremio que, ayer, dejó de ser un frío y distante sindicato de estatales para, según Godoy, convertirse en «cómplice y alcahuete”.
Como telón de fondo, y también como fuerza que propulsa este distanciamiento estuvieron las jornadas de protesta contra la Reforma Administrativa impulsada por María Eugenia Vidal, y las paritarias para discutir salarios. Unos (ATE) se opusieron a la reforma de la 10.430 y al cierre de las negociaciones salariales, mientras los otros (UPCN) aportaron la “mano amiga” que necesitaba como el agua la gobernadora de Cambiemos.
Quizá haya que buscar las claves de lo que vendrá en este fuerte cambio de retórica que expresó Godoy. Quizá sea parte de un cambio de etapa, y la convicción de que lo peor aún está por venir. “Esto es a todo o nada”, deslizó a Blanco sobre Negro un dirigente histórico de ATE Provincia. “Y UPCN eligió estar con los que quieren ir por el Estado, pero ir por el Estado para dejarlo con las funciones mínimas y con trabajadores pauperizados. Hay que marcar la cancha, los que quieran aprovechar los despojos deberán dar explicaciones”, bramaba la misma fuente.
Y por si a este berenjenal le faltara algo, no debe soslayarse que la representatividad de los trabajadores del estado provincial se divide en tercios, porque una inmensa masa de laburantes se encuadra en los gremios más chicos que pertenecen al sector específico donde sus representados trabajan, y se agrupan, como dijimos, en la Federación de Gremios Estatales y Particulares de la Provincia de Buenos Aires (FEGEPPBA)
Estas organizaciones sindicales, más chicas pero profundamente arraigadas en sus lugares de trabajo, combinan una fuerte presencia en los conflictos sectoriales y una fuerte capacidad para incidir en el tablero político-sindical, pese a su heterogeneidad. Pero no es allí donde está la grieta sindical, sino todo lo contrario.
Habrá que ver si a “Cachorro”, un dirigente curtido y sabedor de las mañas que hay que saber en tiempos difíciles, logran sacarlo del foco principal estas contradicciones, si no lo distraen de la pelea de fondo. A esa frontera bordeó cuando separó a los suyos de los “cómplices y alcahuetes”.
También habrá que esperar a ver si en ATE logran, con puentes rotos y sin una estrategia que contenga al conjunto de los gremios de trabajadores estatales, frenar este tren que a toda velocidad marcha hacia el “estado mínimo”, conducido por funcionarios mayoritariamente de formación neoliberal y perfil técnico, cuyos sueños están muy lejos de los de administrar organismos públicos. Hace falta mucha fuerza para frenar el tren amarillo que, sin parar en ninguna estación , parece empeñarse en llevarse puesto todo aquello que se le pare enfrente.